sábado, abril 20

Los surfers cubanos que aprendieron con tablas de pupitres y ahora sueñan con ser olímpicos


De niños usaban los tableros de sus pupitres para intentar domar las olas. Hoy los surfistas cubanos se deslizan sobre tablas auténticas y le temen menos a la Policía después que su deporte, que ya es olímpico, está en una fase de reconocimiento en la isla.

En Santa Fe, un pueblo de pescadores al oeste de La Habana, Ayax Borrero, de 34 años, recorre con dos amigos las escasas calles que separan su casa del mar con la tabla bajo el brazo.

Los surfers cubanos, rumbo a la playa. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

Los surfers cubanos, rumbo a la playa. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

El día está nublado y las olas salvajes, pero no importa. “Generalmente dependemos de eventos climatológicos como frentes fríos o huracanes que son los que provocan que haya oleaje acá; por eso es en invierno cuando comienza la temporada”, le explica a la agencia francesa AFP, Borrero, que es arquitecto.

En Santa Fe, su patio de recreo son las ruinas de una antigua piscina natural en el arrecife que, se dice, perteneció a Antolín, un hombre adinerado que vivió antes de la revolución de 1959. El lugar sirve de promontorio para lanzarse al agua.

Los surfers observan el comportamiento de las olas en la costa de La Havana. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

Los surfers observan el comportamiento de las olas en la costa de La Havana. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

La pasión de Borrero por el surf viene de la infancia, aunque aprendió a subirse a las olas sin una tabla, un implemento deportivo casi imposible de encontrar en la isla. “Comencé con unos 7 u 8 años y tablitas de playwood, que en aquel entonces era lo que se usaba”, explica haciendo referencia a los pupitres.

“¡Pesaban mucho!”, recuerda entre risas, pero agradece el duro aprendizaje. “Después, cuando mi papá me compró mi tabla a los 11 años, yo me paré enseguida”, dice.

En esa época los surfistas también usaban las láminas de poliestireno que se emplean en los frigoríficos para fabricar sus planchas. En Cuba, a ello se le llama “inventar”; o sea, encontrar una solución pese a todo.

Frank Gonzalez repara su tabla de surf en su casa de La Havana. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

Frank Gonzalez repara su tabla de surf en su casa de La Havana. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

“Aquí el surf es un poco complicado”, dice Yasel Fernández, de 29. Nacido en una familia de pescadores, empezó a surfear a los 13 años, pero no fue hasta los 29 que pudo materializar su “sueño” de tener una tabla.

Y lo material no es el único obstáculo. En una isla en el que el mar es un puente para emigrar a Miami, la Policía vio por décadas a los surfistas con desconfianza.

En marzo las autoridades estadounidenses rescataron a un cubano que se atrevió a cruzar en una tabla de windsurf en el medio de una ola migratoria masiva impulsada por la crisis económica y social cubana.

En una tabla de surf eso sería imposible. “Serías comida para tiburones”, asegura Frank González, surfista y uno de los únicos reparadores de tablas que hay en el país.

Aún así, la desconfianza perdura. “Es incómodo que estés haciendo surf en un sitio específico donde mejor rompe la ola y que llegue la policía y te diga: ‘Vamos afuera’”, confiesa González, que ya le enseñó a surfear a su hija de 6 años.

“Espero que en el futuro la policía llegue a respetar a los surfistas como deportistas”, acota.

Algunos cuentan que les confiscaron sus tablas, otros que nadaron para escapar de la policía. Pero algo parecen estar cambiando sobre todo después de que el surf entró al programa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y que las autoridades comenzaran a reconocer el deporte.

Alejandro Pino cae en una de sus pasadas por las olas cubanas. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

Alejandro Pino cae en una de sus pasadas por las olas cubanas. Foto: YAMIL LAGE / AFP.

“Lo que sucede es que el deporte se practicaba en el país y realmente no tenía una atención del Inder”, dice Eric Gutiérrez, director nacional de Recreación del Instituto Cubano de Deportes.

Si la Policía impide a veces que los sufistas se metan al agua “no es que los molestan; es que los están cuidando su vida”, agrega.

Yaliagni Guerrero, una de las pioneras del surf en Cuba, rememora: “Una vez llegaron los bomberos acá a rescatarnos porque alguien había hecho una llamada para rescatar a unos muchachos. Tal vez fue por falta de cultura o ignorancia”.

Desde 2019, Guerrero y González trabajan con los funcionarios del deporte cubano para que se reconozca el surf.

En diciembre y por primera vez Gutiérrez asistió a un campeonato de clubes de La Habanaque ganó González. “Es un deporte muy bonito”, admite el directivo. Mientras, los surfistas cubanos quieren que el país se sume al circuito Mundial…

Con información de AFP



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