jueves, abril 18

La oposición copó el debate y el cristinismo y Máximo se ocultaron


“Si el Congreso tiene que sesionar de esta manera, vallado y militarizado, es porque lo que se está debatiendo adentro va en contra de los intereses de las mayorías. Eso decía Cristina Kirchner el 14 de diciembre de 2017, en la primera jornada de debate sobre la ley de movilidad jubilatoria.

Este jueves, el edificio del Congreso fue apedreado por quienes rechazan el acuerdo propuesto por la gestión de Alberto Fernández y de Cristina. No había vallado porque lo pidió el Gobierno. Pero la imagen de la Policía de la Ciudad repeliendo la agresión retrotrajo la memoria colectiva a cinco años atrás.

Aquélla decisión del gobierno de Mauricio Macri era denunciada por el kirchnerismo como un ajuste, del que sería víctima la clase pasiva. Paradójicamente, lo que comenzó en 2018 continuó en los últimos dos años con un ajuste sobre el poder adquisitivo a partir de una inflación del 36% en 2020 y de más del 50% en 2021.

El ajuste será mayor y sobrevendrá como consecuencia del camino que eligió la Casa Rosada para cumplir con el FMI: suba de impuestos, de tarifas de servicios públicos, y nada de reformas estructurales en lo laboral, impositivo o fiscal.

“El acuerdo es pésimo, no propone un solo cambio estructural para que la Argentina salga delante”, argumentaron los diputados economistas de la oposición.

Elisa Carrió, artífice del texto que finalmente se aprobó, siguió de cerca la sesión y se aterró con las exposiciones de Javier Milei, José Luis Espert y Ricardo López Murphy, que denunciaron un impuestazo y votaron en contra. “Juegan a cuanto peor, mejor. Responden a sectores que quieren hacer negocios con la Argentina en default, como en el 2001”, dicen que disparó la líder de la Coalición.

Pero la vedette de la jornada en Diputados fue Máximo Kirchner, no por su oratoria ni por su exposición sino por su ausencia y falta de conducción. En lugar de enfrentar la situación en el recinto y de bajar una línea clara a los diputados de La Cámpora y del cristinismo, jugó a las escondidas y hasta último momento no apareció y ni siquiera confirmó si sería orador o no. ¿De quién se ocultó el jefe de La Cámpora?

El hijo de la vicepresidenta ostenta privilegios impensados durante otros gobiernos, incluso los de Néstor y Cristina Kirchner. Por ejemplo, estar en contra de un proyecto vital para el gobierno de Alberto Fernández, renunciar a la jefatura pero no al bloque, y no reconocer la conducción de Germán Martínez cuya misión fue que el acuerdo con el FMI sea aprobado por la mayor cantidad de legisladores oficialistas.

“Me gustaría saber qué piensan las figuras más importantes, Máximo Kirchner, Cristina Kirchner, yo no veo a Máximo Kirchner en el recinto. Esta vez se han escondido porque no quieren asumir la responsabilidad. Háganse cargo de estos dos últimos años pero también de los 12 años anteriores”, lanzó López Murphy.

Itaí Hagman, del FdT, intentó en vano aliviar la grieta en el Frente de Todos. “Las diferencias son menores que las que tenemos con quienes generaron el problema”, dijo, aludiendo al macrismo. Y planteó que el acuerdo no mejorará la calidad de vida.

La posición del cristinismo constituye una virtual ruptura en el bloque oficialista. Alberto F. podrá hacer esfuerzos para disimular la grieta interna, pero el daño es inevitable: de un lado estarán los diputados y senadores que eligen acompañar al Gobierno, y del otro, los que se encolumnan detrás del silencio de Cristina Kirchner y de la renuncia de Máximo, coqueteando con el default.

“La debilidad de este Presidente es enorme, un tercio de su coalición lo estará abandonando en las próximas horas, no se me ocurre un daño semejante que abandonar a su gobierno en esta crisis”, apuntó la opositora Silvia Lospennato a los legisladores que responden a Cristina, que ni siquiera bajaron al recinto.

Ya no quedan dudas que ambos sectores encarnan dos proyectos distintos hacia el 2023. Alberto ya adelantó que irá por la reelección; Cristina y Máximo dan por perdida la elección presidencial y elucubran estrategias de supervivencia como la de refugiarse en la Provincia. O lanzar al ruedo a Eduardo “Wado” de Pedro como un candidato en campaña que alterna un acercamiento al campo o posando en una foto con el cineasta español Pedro Almodóvar.

La media sanción del proyecto que habilita al Ejecutivo a tomar un préstamo mayor al de la deuda contraída por Macri -pide US$ 45 mil millones, US$ 40 mil millones para pagar la deuda anterior y 5 para alimentar las escasas reservas del Banco Central-, equivale a un consenso inédito del kirchnerismo y la oposición.

“Tienen la decisión política de ir otra vez contra los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires”, se quejó el diputado Alvaro González, dirigente que responde a Horacio Rodríguez Larreta, al citar la decisión de la AFIP de cuadruplicar el valor fiscal de los inmuebles, para que los porteños paguen más bienes personales.

Juntos por el Cambio se conformó con despegar del programa económico que aplicará Martín Guzmán, y se mostró como el espacio que evitó el default. Ahora la responsabilidad es del gobierno, replican.

Y esa responsabilidad comenzará a jugar en el Senado, comandado por Cristina Kirchner. Lo que empezó como una estrategia para resguardar a la vicepresidenta de no tener que iniciar el tratamiento del proyecto, ahora quedará en manos de ella convalidar el acuerdo con el FMI o ser la culpable de la caída en default.

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