Alexander Zverev estaba ante una oportunidad única. No sólo podía convertirse en el tercer hombre en ganarle a Rafael Nadal sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros, sino que también podía avanzar a la final del Grand Slam parisino y quedar a un paso del número uno del mundo. Se le había escapado el primer set en el tiebreak y batallaba para cerrar el segundo cuando sufrió un impactante torcedura en el tobillo derecho.
Fue cuando corrió hacia la derecha en intentó patinar para tratar de pasar al español. Sin embargo, se le trabó el pie y mientras tiraba la bola por el cajón del doble comenzó a revolcarse de dolor. Se le veían lágrimas que caían por su rostro y un gesto de no poder creer lo que le había pasado. Se lo llevaron en silla de ruedas y volvió al Philippe Chatrier en muletas para dar por terminado el partido.
Sí, Nadal pasó a otra final de Roland Garros y va por el 14° trofeo de los Mosqueteros y por su 22° Grand Slam. Y Zverev no puede creer la mala suerte que tuvo. Habrá que ver la gravedad de la lesión. «Estoy muy triste por él. Estaba jugando un partido increíble. Y estaba luchando por su primer Grand Slam. Ha tenido mucha mala suerte. Pero estoy seguro de que se recuperará y ganará más que uno», soltó Nadal tras el partido que terminó por 7-6 (8), 6-6 y abandono.
