viernes, marzo 29

cierre rockero con The Strokes


Cayó la noche y asomaron los patanes al escenario Flow del Lollapalooza. Los Strokes, esos cinco atorrantes adorables que cambiaron el sonido de Manhattan a comienzos de este tumultuoso siglo y que continúan la feliz saga de las bandas más argentas de afuera -esa que supieron protagonizar los Stones, Ramones y Megadeth-, volvieron a verse las caras con la parcialidad strokera que dijo presente en voz alta en el predio sanisidrense.

Como cabe esperar de una banda con una actitud tan firme -dentro de lo informales y desprolijos que pueden ser también-, salieron a escena con un importante retraso y sin pedir disculpas soltaron los acordes de Bad Decisions, corte del último disco The New Abnormal, el cual, a pesar del elocuente título, fue lanzado antes de que el Covid destrozara la normalidad del mundo entero.

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

La épica en plan rock clásico del tema se vio opacada por un sonido al que le costó encontrar su brillo, situación que pone en riesgo de inmediato el impacto de un concierto al comenzar, porque aparte, si hay algo que caracteriza a esta séptima edición del festival es que el común denominador de muchos de sus artistas es el audio de altísimo impacto, bien sintético en la mayoría de los casos.

Comienzo frío y final caliente

Esto y el hecho de que hayan comenzado a tocar sorpresivamente y sin saludar hizo que el comienzo de la presentación sea algo frío. Para el segundo tema, el simpático y contagioso You Only Live Once, la cosa se iba acomodando en todo sentido, tanto arriba como abajo del escenario.

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

Aquí mismo surge uno de los grandes atractivos del grupo y aparece el crooner que todos llevamos dentro, pero que Julian Casablancas sabe sacar como nadie.

Dando muestras de esa voz particular, alentada por un carisma único, Casablancas comienza a verse como ese desgarbado y bohemio rockstar al que básicamente no le hace falta vestirse de nada que no es para encantar a una audiencia bestialmente numerosa.

Siguen los temas más representativos del disco First Impressions of Earth y es el turno del portentoso Juicebox, una suerte de surf indie abrazado por el drama y los riffs de guitarra cortantes.

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

Aquí la banda regala una noción que se echaba en falta en el festival: la belleza de lo orgánico y lo simple es un bálsamo para miles de oídos agobiados por el show-off constante de muchos de los otros artistas del line up. Vamos, que no tiene nada de malo el vacileo recurrente y hasta puede ser muy divertido, pero cuando la sonoridad cambia así de abruptamente, con canciones como la mencionada o The Adults Are Talking, por citar un ejemplo, los oídos -y luego el cuerpo y alma- entran en un terreno refrescante y renovador.

“Quizá algún día hagamos un show normal en Argentina” dice Casablancas con algo de razón y un poco de ironía, mientras juguetean con ritmos latinos y hablan de cumbia con el guitarrista de familia argentina Albert Hammond Jr.

Es que acá la banda siempre se presentó como parte de algún festival, de hecho, el juntarse solo para tocar en estos grandes eventos en todo el mundo es un modus operandi que abiertamente reconocen y eso se nota en algunas desprolijidades extra en la ejecución, sobretodo, de las canciones nuevas.

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

Hitazos generacionales

Pero esto no empaña al concierto, porque, al ser los Strokes una banda tan espontánea y llevar al frente con altura una clara actitud de “boludeces, no”, las pocas inconsistencias de la instrumentación en vivo o las desafinaciones de Casablancas se toman como parte del combo y eso parece no molestar a ningún seguidor.

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

The Strokes. Foto Emmanuel Fernández

El tramo final llega con el protagonismo de esos dos hitazos generacionales que son Reptilia y New York City Cops (quizá la mejor ejecución de la noche, con un crescendo impactante y Casablancas haciendo que su voz rota vuele altísimo) evidenció que les podés llamar indie-rock, garage revival o simplemente rock n roll, pero lo que los Strokes tienen es uno de los mejores repertorios de música desnuda de esta primera parte del siglo.

MFB



Source link