
Eduardo «Coco» Odoriego, referente indiscutido de la Fundación Espartanos, regresó a Salta con una mezcla de entusiasmo y gratitud. «Muy contento de estar acá otra vez más», expresó al iniciar la entrevista. La provincia forma parte del mapa de expansión de una iniciativa que nació hace 16 años con un objetivo tan ambicioso como necesario: bajar los índices de reincidencia en personas privadas de libertad mediante el rugby.
«La Fundación de Espartanos nace con esa idea: de llevar a la cárcel un deporte que a mí me había hecho bien, y ver qué pasaba. Así fueron los inicios», contó Odoriego, quien descubrió que el rugby —con su combinación de contacto físico, reglas claras y fuerte espíritu de equipo— podía canalizar la agresividad, transformar conductas y sembrar valores.
«A mí me gustan todos los deportes, pero el rugby tiene algo muy especial. El tacle puede parecer violento, pero tiene reglas. Y muchas personas que están detenidas llegan con bronca, con agresividad. Este deporte los ayuda a largar todo eso, pero dentro de la cancha y con normas. A partir de ahí, se puede empezar a construir algo nuevo», explicó.
Lo que empezó como un experimento, hoy es un fenómeno que se expandió más allá de lo imaginado. «Se nos fue un poco de las manos», reconoció entre risas. «Hoy en 61 cárceles se juega al rugby: 44 en Argentina y el resto en siete países. Hay alrededor de 2.500 personas privadas de su libertad que son parte de Espartanos. Lo que pueden dar personas enfocadas en hacer el bien es enorme. Cuando salen, muchos se reencuentran con sus familias, sus hijos empiezan a imitarlos en lo bueno. La sociedad gana con esto».
Odoriego recordó que la semilla de Espartanos en Salta se plantó en 2016, cuando visitó la provincia acompañado por Santiago Otamendi, entonces secretario de Justicia de la Nación. «Fuimos a buscar voluntarios a los clubes de rugby. Pensábamos que de ahí iban a salir personas dispuestas a meterse en una cárcel, y no nos equivocamos. Volvimos a Buenos Aires, pero los voluntarios siguieron trabajando».
El empuje inicial se potenció cuando Jorge Brito, presidente del Banco Macro, propuso construir canchas de rugby en distintas provincias para llevar adelante el proyecto. «Brito dijo que había que hacer canchas en el país, y eligió cuatro provincias, entre ellas Salta. Eso nos dio otro impulso. Y después se fueron sumando muchos más: Ray Sosa fue uno de los que empujó fuerte, ahora su hermana Soledad también lo está haciendo. Marcelo Córdoba, Luis Salinas… mucha gente que dio un paso adelante. Hoy hay un equipo de voluntarios muy comprometidos», destacó Coco.
Actualmente, entrenadores salteños voluntarios entrenan a internos todos los viernes en la unidad carcelaria de Villa Las Rosas. «Hoy vamos a hacer una actividad y mañana otra. Vamos a poder interactuar con unos 60 detenidos. Y ojalá que sean miles, porque esto no tiene techo», afirmó.
A este trabajo de inclusión se sumó Edesa, la empresa distribuidora de energía en Salta, con un proyecto concreto de formación. Su gerente general, Jorge Salvano, explicó: «Esto es un trabajo que se viene gestando hace tiempo. Estuvimos en el penal de Villa Las Rosas viendo necesidades en materia de equipamiento deportivo, y de ahí surgió la posibilidad de, junto a Espartanos, ampliar lo que veníamos haciendo».
El nuevo programa de Edesa incluye cursos de formación para que los internos se capaciten como futuros docentes deportivos. «La idea es que una vez que recuperen la libertad puedan enseñar y transmitir lo aprendido», detalló Salvano. «Este proceso va a culminar en diciembre de 2025, y esperamos repetirlo cada año. Es un granito de arena para colaborar con las tareas de reinserción que ya realiza el Servicio Penitenciario».
La selección de los participantes estará a cargo del propio servicio carcelario, en base a criterios de conducta, tiempo restante de condena y predisposición. Se prevé que entre 50 y 60 internos participen de esta primera etapa.
Además, Edesa evalúa replicar esta experiencia en otras unidades penitenciarias del interior provincial. «Esta experiencia nos va a permitir aprender, corregir lo que sea necesario y proyectarla en otros lugares», aseguró Salvano.
La Fundación Espartanos también trabaja en generar condiciones para la inserción laboral de quienes recuperan su libertad. «Muchos no consiguen trabajo porque tienen antecedentes. Pero ya cumplieron su pena. ¿Hasta cuándo los vamos a castigar?», planteó Odoriego. «Si queremos una sociedad mejor, tenemos que darles esa oportunidad. Por eso es tan importante que empresas como Edesa se animen, y que contagien a otras».
Frente al prejuicio que indica que los detenidos «no cambian», Odoriego fue claro: «Algunos dicen eso, y quizás tengan razón en parte. Pero si no hacemos nada, seguro que no cambian. En cambio, si hacemos algo, aunque cambie uno solo, ya está. Vale la pena».