El segundo encuentro anual de egresados de EMPRENDO NORTE, el programa de inversión social privada impulsado por PROYECTO NORTE, fue la celebración de un antes y un después; la confirmación de que sembrar comunidad y regar oportunidades puede, efectivamente, transformar el territorio; una señal poderosa de todo lo que se puede lograr cuando se apuesta por el desarrollo con una mirada humana, colaborativa y estratégica.
En 2022, la empresa asumió el compromiso de mirar más allá de su propio negocio y apostar por el crecimiento y desarrollo de todo su ecosistema de proveedores, con el objetivo de robustecer la cadena de valor e impactar positivamente en la comunidad. Desde esta visión surgió EMPRENDO NORTE, una formación diseñada estratégicamente para acompañar a los emprendedores en el camino de profesionalización de sus negocios.
La capacitación consiste en unas diez semanas de talleres intensivos, en los que adquieren herramientas prácticas sobre comunicación, ventas, procesos y gestión. Pero también -y quizás esto sea lo más importante- aprenden a mirarse distinto a sí mismos. Lo más potente ocurre adentro. Cambia la autoestima. Cambia la forma de tomar decisiones. Cambia el relato: pasan de «hacer jardinería» a «liderar una empresa de paisajismo»; de «fabricar muebles» a «transformar hogares»; de sobrevivir a diseñar; de improvisar a planificar.
Una de las charlas que se dictaron.
Y en esta segunda edición del encuentro anual, esa transformación se hizo visible, palpable y emocionante. Treinta y cuatro egresados de las tres cohortes (2022, 2023 y 2024) del programa -que hoy se reconocen como empresarios y líderes de equipos- participaron del relevamiento de impacto con el que PROYECTO NORTE busca rediseñar el programa de cara a 2025. Y los números hablan por sí solos:
Más del 50 % de los participantes dijo que EMPRENDO NORTE fue su única formación profesional luego de la escuela (un dato que emociona, enorgullece y reafirma el compromiso de seguir apostando).
El 21 % organizó y profesionalizó sus procesos. El 20 % aumentó sus ventas. Y casi una cuarta parte logró enfocarse mejor en sus metas.
La facturación de la promoción 2024 aumentó un 1372 %.
En total, los emprendimientos generaron empleo para 422 personas. La mitad ha crecido en cantidad de colaboradores.
Pero más allá de los datos, lo que brilló fue el relato. Las historias. Las ganas. La comunidad que se consolida.
Un momento de distensión tras la jornada de trabajo.
El evento también fue una ventana al futuro, porque incluyó un espacio tan valioso como necesario: un panel conformado por algunos de los referentes más importantes del rubro de la construcción y el desarrollo inmobiliario que, lejos de limitarse a mostrar proyectos, pusieron sobre la mesa los dilemas del presente y los desafíos del futuro.
¿Qué está demandando hoy la industria? ¿Qué tendencias marcarán el rumbo en 2025? y ¿Cómo se construye con impacto y con sentido? Estas fueron las preguntas centrales a las que respondieron Carla Binda (BINTEC SRL), Carolina Nallar (RAC), Santiago Chavarría (Salta Propiedades) y por parte de los dueños de casa, Gastón Beccar Varela (Proyecto Norte).
Uno de los ejes más resonantes fue el regreso del crédito hipotecario y su capacidad para redibujar el mapa del desarrollo urbano. «Estamos viendo un cambio de paradigma. Hoy volvemos a pensar en el usuario final como protagonista», señalaron. Esta vuelta al centro del comprador exige repensar todo: no solo los metros cuadrados, sino la lógica misma del desarrollo. Volver al barrio, a la proximidad, al confort inteligente. Pensar en viviendas funcionales, sostenibles, accesibles.
Aunque hablar de sostenibilidad hoy sigue siendo un lujo. Materiales más eficientes, procesos más rápidos y menos contaminantes, menor huella energética: todo eso no es solo parte del discurso, es parte del desafío. Los referentes afirmaron que aún faltan políticas públicas e incentivos claros para que la sostenibilidad sea realmente viable a gran escala en Salta. «Se necesita diálogo con el Estado y voluntad de todos los actores para generar un cambio profundo», advirtieron.
¿El desarrollo puede ser un motor de transformación social? Todos coincidieron en que sí. Pero solo si se piensa en términos de legado, de impacto positivo, de valor compartido. Ese fue, quizás, el mensaje más poderoso del encuentro: que no se trata solo de construir edificios, sino de construir comunidad, territorio, futuro. Y que emprender no es solo vender más, sino hacerlo con propósito, con ética y responsabilidad.
¿Qué tipo de impacto estamos dejando? ¿Qué ciudad queremos construir? ¿Qué futuro estamos habilitando? Fueron algunas de las preguntas que quedaron flotando en el aire.
PROYECTO NORTE lo tiene claro: desarrollar también es compartir lo que se aprende. Y EMPRENDO NORTE es prueba viva de que cuando se apuesta por otros, ganamos todos: se construye comunidad, se fortalece el ecosistema y se deja huella. Una huella que no se borra.
Una vez más, queda demostrado que el impacto no es solo una consecuencia: es una responsabilidad. Y también una oportunidad. La de construir distinto. Con intención, con visión, con (y en) comunidad.
Ese es el norte. Y ya no se trata solo de seguirlo. Se trata de crearlo.