
Las croquetas son un clásico en cualquier punto del mapa español. Básico en la sección de entrantes de cualquier bar o restaurante que se precie, es también una de esas recetas que forman parte del menú semanal de muchas casas. Un rebozado crujiente, una bechamel cremosa y el punto justo de especias da como resultado unos bocados deliciosos, que pueden tener tantos rellenos como seamos capaces de imaginar.
Jamón, cocido y setas son quizás la tríada más famosa en cuanto a rellenos se refiere, un puesto disputado también por otras recetas como las croquetas de pollo o de bacalao. Las croquetas de espinacas son otra de las grandes opciones dentro de esta categoría, una elaboración que, a pesar de su laboriosidad, resulta perfecta como entrante para compartir en comidas especiales o como receta de batch cooking para congelar e ir sacando en diferentes ocasiones.
Aunque esta verdura de hoja verde sea la principal protagonista de nuestras croquetas, en realidad esta receta básica se puede variar añadiendo otros sabores e ingredientes. Son muchos los que eligen añadir algún tipo de queso a la bechamel, habitualmente queso de cabra o azul. Los frutos secos también hacen un muy buen papel en este relleno, siendo los piñones y las pasas dos grandes ejemplos de ello.
Las croquetas de espinacas son muy fáciles de hacer, comenzando con una bechamel básica que se mezcla con las espinacas para obtener una masa cremosa que luego se forma en pequeñas bolitas o cilindros, para ser empanadas y fritas.
Para preparar estas croquetas, necesitarás aproximadamente 1 hora y 15 minutos. Este tiempo incluye los siguientes pasos:
- 15 minutos para preparar la bechamel.
- 20 minutos para cocinar y escurrir las espinacas.
- 10 minutos para mezclar la masa y darle forma a las croquetas.
- 15 a 20 minutos para freír las croquetas hasta que estén doradas y crujientes.
- 500 gramos de espinacas frescas
- 1 cebolleta
- 1 litro de leche
- 75 gramos de mantequilla
- 50 gramos de harina
- Sal al gusto
- Pimienta negra al gusto
- Nuez moscada (opcional)
- Harina (para empanar)
- 2 huevos batidos (para empanar)
- Pan rallado o panko (para empanar)
- Aceite de oliva para freír
- Si las espinacas son descongeladas, trocéalas y ponlas sobre un colador un par de horas para que suelten el agua. Si son frescas, trocearlas también. Saltea las espinacas en una sartén con un poco de aceite o mantequilla, sal y pimienta y resérvalas.
- Derrite la mantequilla y agrega la cebolleta. Cocina hasta que transparente.
- Añade la harina. Cocina a fuego medio durante 2 minutos para formar una roux (mezcla de harina y mantequilla).
- Agrega poco a poco la leche caliente, removiendo constantemente con una varilla para evitar que se formen grumos. Cocina hasta que la mezcla espese.
- Incorpora las espinacas cocidas y escurridas a la bechamel, añadiendo sal, pimienta y una pizca de nuez moscada al gusto. Cocina durante 5 minutos más y retira del fuego.
- Deja enfriar la masa en el refrigerador durante al menos 30 minutos para que tome consistencia.
- Una vez fría, toma pequeñas porciones de la masa y forma las croquetas con las manos.
- Pasa cada croqueta por la harina, el huevo batido y luego por pan rallado.
- Calienta aceite en una sartén grande y fríe las croquetas en tandas hasta que estén doradas y crujientes, aproximadamente 3-4 minutos por cada lado.
- Escurre el exceso de aceite sobre papel absorbente.
Con esta cantidad de ingredientes, obtendrás aproximadamente 20-25 croquetas, dependiendo del tamaño.
Cada croqueta de espinacas (aproximadamente 1 unidad) contiene aproximadamente:
- Calorías: 90
- Grasas: 5 g
- Grasas saturadas: 2 g
- Carbohidratos: 10 g
- Azúcares: 1 g
- Proteínas: 2 g
Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.
Las croquetas de espinacas pueden conservarse en el refrigerador por hasta 3 días, bien cubiertas para evitar que se resequen. Si deseas conservarlas por más tiempo, puedes congelarlas antes de freírlas y luego freírlas directamente del congelador cuando las necesites.