
En Santa Victoria Este, departamento de Rivadavia, se ubica la comunidad Santa María Niña. En este lugar trabaja y ayuda Martín Caserta.
Fray Martín es sacerdote franciscano desde hace 25 años. Los últimos 13 años su vida han transcurrido en el norte salteño. Se reconoce un enamorado del trabajo intercultural, de la tarea con las otras culturas que no son la suya y con el paso de los años, el norte de Salta lo conquistó desde lo más profundo.
«Poco a poco fui como encontrándome cada vez más desde el diálogo entre las dos culturas, entre las múltiples culturas, así que estoy acompañando a la comunidad de Santa Victoria que comprende a más de 180 centros pastorales», expresó Fray Martín Caserta en diálogo con El Tribuno.
El flagelo de las adicciones
Santa María Niña, pese a encontrarse en el corazón de Santa Victoria Este, lejos de los centros urbanos metropolitanos y de todo aquello que se puede considerar vicios, padece desde hace varios años el flagelo de las adicciones. Y con los años, fray Martín advirtió que el consumo de alcohol y de otras sustancias afecta a niños cada vez más pequeños.
«Tenemos muchos niños que ya desde los 10 años están consumiendo alcohol, muchas niñas que hemos encontrado, algunas con problemas de alcoholismo serio a partir de los 12 años, así también con embarazo adolescentes y bueno, todo un trabajo que venimos viendo», contó.
Liderando la campaña
Fray Martín junto a un grupo de sacerdotes y profesionales vienen trabajando contra todas las consecuencias que traen las adicciones y llevan adelante un proyecto, que si bien está encaminado, requiere finalizarse, porque lo necesario si llega tarde, ya no es necesario.
Es por eso que idearon una campaña de donación de fondos. Con esta movida -que lleva adelante fray Martín- apunta a alcanzar la suma de 100.000 dólares.
Para poder alcanzar este monto, el sacerdote franciscano espera contar con 100 empresarios que colaboren cada uno con 1.000 dólares, y desde su lugar, fray Martín se compromete a mantenerlos informados del avance de obra.
La vida en Santa María Niña y las comunidades de Santa Victoria
La realidad en Santa Victoria está muy lejos de lo que cualquiera puede imaginar. Las complicaciones para comunicar una localidad con otra, por la falta de caminos transitables, las falta de centros de atención médica estables, las falta de escuelas y centros educativos terciarios, la falta de centros de formaciones de oficia, hace para los más jóvenes de la región, que el mundo laboral y de las competencias educativas se vuelva difícil.
En su diálogo con El Tribuno, fray Martín explica que una de las situaciones que más les preocupaba, era la posibilidad de transformar un poco la realidad en Santa María Niña. «Es una comunidad grande, con más de 20 caciques alrededor y que venimos trabajando, hace muchos años pastoralmente como Iglesia. Hoy nos tocaba encontrarnos con esta este flagelo de las de la de las adicciones, del consumo. Es un gran flagelo que está en la espalda de los más pobres, así que decidimos emprender este proyecto para trabajar de una manera articulada y de una manera también integral», explicó fray Martín, detallando qué es lo que se necesita en Santa María Niña.
«Creemos que el consumo nace a partir de la falta de oportunidades, sobre todo de los niños, que dejan la escuela, de los jóvenes que no tienen posibilidades. Entonces nuestra idea es poder trabajar sobre ello, con tareas de formación, de capacitaciones en oficios, en poder ayudarlos también en el apoyo escolar para que no dejen el asiento vacío en las escuelas o en los colegios. Todo lo que tenga que ver con la alfabetización, con el trabajo de apoyo escolar en el secundario y la posibilidad de seguir sus estudios a nivel terciario», detalló.
Cómo se trabaja en el Centro Franciscano Santa Teresita
El Centro Misionero Franciscano Santa Teresita trabaja en las localidades de Aguaray y Santa Victoria Este. Esta tarea se extiende en 13.200 km2, con la participación de 200 comunidades integradas por wichi, toba, chorote, chulupí, tapiete, ava guaraní, chané y criollos.
Desde el Centro Misionero, las principales dificultades que enfrentan estas comunidades son la extrema pobreza y la exclusión social, la falta de oportunidades laborales, la dificultad de accesibilidad, la precariedad de acceso a la salud y la falta de acceso al agua potable.
Frente a este escenario, que ya lleva años de trabajo, el Centro Misionero cuenta actualmente con un equipo de seis personas que están trabajando en el territorio. Una trabajadora social, psicóloga y operadores maestros que están trabajando en territorio. «Queremos empezar a generar en este espacio un lugar que no como una iglesia o como un templo cerrado, sino una iglesia en salida, una Iglesia abierta para todos. Para que puedan acercarse -no solamente de la religión católica, sino de cualquiera de las religiones- y encontrarnos ahí para compartir la vida. Recibir la vida como viene, abrazando y acompañando las historias de los pueblos y las historias también de cada una de las personas que llegan», expresó fray Martín.
Y advirtió que desde la comunidad se viene hablando y pidiendo con preocupación un espacio que les permita a los más jóvenes salir adelante. «Hoy se encuentran atados de manos, no sabiendo qué hacer o cómo ayudar o cómo acompañar este flagelo del consumo problemático a tan temprana edad, así que fuimos muy bien recibidos y paulatinamente fueron dejándonos acompañar a la comunidad en los procesos que a veces son más lentos, pero que tienen muchísima recepción y este es un lindo momento, cuando uno puede empezar a hacer cosas junto con los otros», reflexionó el sacerdote franciscano.
Los ejes del Centro
Desde el Centro Franciscano se trabaja sobre cuatro ejes fundamentales: educación, salud, trabajo digno y pastoral.
Se cuenta con dos centros de acompañamiento a madres y niños de hasta 4 años. En estos centros se entregan 380 platos de comida en forma diaria y se ofrece talleres de formación a las madres.
Se cuenta con 16 merenderos, que ofrecen aporte nutricional a 1.600 niños. También existe un merendero móvil, que ofrece 100 platos dos veces por semana, a las localidades más alejadas de Santa Victoria.
Tienen a La Samaritana, que es un camión cisterna que entrega 250.000 litros de agua potable al mes.
También, en El Hogar de Cristo es donde residen las personas que tienen consumo problemático y finalmente una escuela de deportes que asiste a 600 niños.
Siguiendo las palabras del Papa
En la misa de Navidad de 2024, el Papa expresó: «La esperanza que nace en esta noche no tolera la indolencia del sedentario ni la pereza de quien se acomoda en su propio bienestar; no admite la falsa prudencia de quien no se arriesga por miedo a comprometerse…»
«A partir de esta palabra del Papa Francisco es que se nos ocurría pensar como un compromiso de parte de los empresarios católicos, convocar a los empresarios a tener un gesto de misericordia con esta comunidad», expresó fray Martín, que no da un paso atrás en este sueño por el que viene trabajando hace 13 años.
Cómo donar
Empresa: Orden de Frailes M V San Franc
CUIT: 30669128807
Banco: Macro
CTA: 4103095 57979456
CBU: 2850103 740095579794568
Alias: cmfsantateresita