Una familia jujeña vivió un inicio de año nuevo que seguro será difícil de olvidar. Pablo Suárez Zorrilla, un médico jujeño, vino junto a su familia a Salta para celebrar el año nuevo con familiares. Cerca de las 4 de la madrugada, regresan al departamento que alquilaron, ubicado en calle Dean Funes a 1300 y escuchan el llanto desgarrador de un niño de aproximadamente dos años. Preocupados por la situación, dan con el menor que se desplazó hasta el pasillo del edificio.
Una familia jujeña vivió un inicio de año nuevo que seguro será difícil de olvidar. Pablo Suárez Zorrilla, un médico jujeño, vino junto a su familia a Salta para celebrar el año nuevo con familiares. Cerca de las 4 de la madrugada, regresan al departamento que alquilaron, ubicado en calle Dean Funes a 1300 y escuchan el llanto desgarrador de un niño de aproximadamente dos años. Preocupados por la situación, dan con el menor que se desplazó hasta el pasillo del edificio.
El médico relató a El Tribuno los minutos estremecedores que le tocó vivir: «Lo alcé y no quiso despegarse, vimos el departamento de donde salió y había latas de cerveza, restos de comida aparentemente recién hecha», detalló.
Respecto al niño, el estado de higiene fue lo que más alertó al médico: «estaba muy abandonado, las piernas y la ropa toda sucia y con mucho olor», agregó.
Inmediatamente, el hombre alertó a la Policía y el niño permaneció en la Comisaría Primera hasta las 9 de la mañana. Suárez pudo averiguar que la Justicia prohibió que el niño vuelva con su madre, por lo que la Policía entregó el niño a los familiares. «Me dijeron que la madre apareció cerca de las 9 de la mañana y parecía alcoholizada y por lo que me comentaron, esta situación ya pasó una vez».
Mientras tanto, el hombre intentó comunicarse con la empresa que alquila esos departamentos para pedir alguna explicación, pero no obtuvo respuestas.